El Buque Insignia Victoria se ha parado. Una niebla tenebrosa invade el océano: se escuchan anuncios estridentes de juguetes raros, vuelan pantallas de todos los tamaños y colorinches que te atrapan si abres la boca para seguirles el juego, el ruido se impone. El buque no avanza y eso que se están preparando para la Navidad con su luz inmensa.            

El capitán, SanMi del Firmamento (ver su historia en cuentos-para-educarnos) se sube el pañuelo rojo que lleva al cuello hasta tapar la boca, es necesario protegerse y potenciar el sentido de la vista para salir de aquel atolladero.

Ahí están los ojos de Samuel, Camila, Mica, Guillermo, Luciana, Gael, Carla, Héctor y Laura, Adrián, Miguel, Lucía, Elisabeth, Martín, Jorge, Carmen, Gloria y Diego, Ana, Juan... por cada mirada descubierta, el buque avanza y los excesos de estímulos desaparecen. Todos se contagian de la dinámica y con los pañuelos dejan a los ojos su protagonismo porque quieren ver de verdad de la buena sin nada que les nuble su peculiar forma de mirar.

Y descubrimos la niña y el niño de tus ojos…

El niño de tus ojos se esconde para dar un susto, reír y jugar.

La niña de tus ojos tiene una amiga con la que lee cuentos.

El niño de tus ojos descubre el prodigio verde que crece entre las baldosas y pregunta cómo se llama.

La niña de tus ojos salta contenta y mueve su cuerpo al ritmo de la pandereta.

El niño de tus ojos juega en un castillo de rocas en el Monte Moncalvillo.

La niña de tus ojos se pone tacones rojos y vestidos del armario de su tía para cantar rancheras a su papá.

El niño de tus ojos se detiene para observar las libélulas que susurran con sus alas al viento para que se calme.

La niña de tus ojos crece con las margaritas en primavera, se mueve al compás de las hojas marrones en otoño, cierra los párpados para guardar el movimiento de un copo de nieve al caer y juega con las moscas en verano.

El niño de tus ojos de miel se funden con el entorno para aprender la dulzura de sus nombres.

La niña de tus ojos confía y espera lo mejor.

El niño de tus ojos no se cansa de mirar incluso con los ojos cerrados.

La niña de tus ojos de luz divina amanece en el horizonte y despierta el niño y la niña que llevamos dentro.

El niño de tus ojos saborea la magia de la luna en su danza de luz nocturna.

El niño de tus ojos nos agita para levantarnos latiendo de ilusiones.

La niña de tus ojos sonríe, se sabe querida y solo sabe amar.

El niño de tus ojos guarda memorias pasadas y presentes izando la bandera de la paz.

La niña de tus ojos es la capitana que nos guía hacia su auténtico aprendizaje.

La niña y el niño de tus ojos nos enseñan a querer y hacen que sea Navidad cada día.

La niña y el niño de tus ojos son estrellas vivientes que al avanzar titilan disipando la niebla y los pañuelos protectores. Sobre el Victoria brilla la estrella de Belén ¡Y los ojos forman parte de la estela!

En el centro de ese mar de miradas de la Infancia desde ahora conocido como Mar de la niña y el niño de tus ojos, adoramos al Niño Dios con su mamá y su papá.

¿Qué descubres en las miradas? ¿Cómo es tu mirar con la niña y/ o el niño de tus ojos?

¡Feliz Navidad con el niño de tus ojos!

¡Feliz Navidad con la niña de tus ojos!

Ángela Poza